Cada
vez son más las personas que cuentan con diversas cuentas en las
redes sociales, un blog, un canacl en YouTube o similar. Es
fácil sentir una puntada de orgullo al ver como crecen los
seguidores, los 'me gusta' o las visitas a los mismos.
Pero hay gente que va más allá, y no se conforman con estar
presentes, sino que han convertido las redes sociales e
Internet. ¿Cómo se da el salto? ¿Cómo se pasa de celebrar que
hay cinco comentarios en una entrada en el blog a tener miles de
visitas en Youtube? Desde Fintonic tratan de explicar cuál es el
proceso, aunque no existe una fórmula mágica.
La blogosfera no es un fenómeno nuevo. Ya hace 17 años que Dave
Winter lanzara Scripting news, una bitácora en la que hablaba de
tecnología, política, etc., aunque con muchos menores recursos y
herramientas que en la actualidad. La novedad ahora es que hay
quién ha descubierto como monetizar sus contenidos.
Las cifras más fiables apuntan a que en el mundo hay 200
millones de blogs que realmente se actualizan con cierta
frecuencia -hay muchos millones que languidecen sin contenidos,
como en un cementerio 2.0- y cada 24 horas se crean 120.000
blogs nuevos; unos 5.000 a la hora.
Algunos datos
Los españoles somos bastante infieles en la relación con las
redes sociales, según el último estudio del IAB (organismo
centrado en la publicidad en los medios digitales), publicado en
2013. En concreto, uno de cada dos usuarios ha abandonado o
reducido el consumo que antes dedicaba a las redes sociales para
dedicarlas a otras actividades online. En concreto, destacan
Youtube e Instagram, dos plataformas en continuo crecimiento.
Cada mes 1.000 millones de usuarios visitan la popular
plataforma Youtube, dónde visualizan más de 6.000 horas de
vídeo. Por lo tanto, hay que tener una cuenta con varios miles
de visitantes para empezar a pensar en ganar dinero ¿Qué hacer
para llamar la atención? Hay que tener en cuenta que el usuario
medio en España tiene entre 25 y 49 años, es de clase media y
permeable a la publicidad.
Youtube tiene acuerdos con un millón de anunciantes, que
utilizan plataformas de anuncios de Google. La mayoría son
pequeñas empresas, aunque ya hay 5.000 multinacionales que
recurren a este sistema.
Así, es difícil recibir una llamada de los responsables del
portal, aunque no es una locura pensar que una compañía o marca
puedan estar interesados si el canal tiene un éxito razonable.
Para ello, las marcas buscan dos cosas: que el canal tenga
suficientes seguidores (al menos miles), y que conecte con el
público al que quieren llegar. En definitiva, quieren
originalidad, que se actualicen los contenidos cada poco tiempo,
y que se interactúe con la comunidad.
Pero, lo importante: ¿cuánto se paga? ¿qué sueldos maneja esa
experta en moda en Twitter, o el chico que hace vídeos graciosos
todas las semanas?
No hay una cifra exacta, ya que los emolumentos se negocian con
cada persona, pero se puede pagar entre 1.000 y 6.000 euros por
un vídeo pagado por la marca sobre la que habla un youtuber. En
ocasiones, el pago se hace en especie, ya sea con un vestido
(que quizá aún no esté en las tiendas), un smartphone (usado
antes que nadie), etc.
'Youtubers' destacados
¿Qué te dicen los nicks como elrubiusOMG, Willyrex, Loulogio,
JPelirrojo, Isasaweis, XandraGarsem o YellowMellowMG?... Son
algunos de los youtubers españoles con mayor número de
suscriptores y visualizaciones. Todos son nacidos en los años 80
o 90 y hacen humor, parodias, versiones de canciones o dan
consejos de moda o maquillaje; también tienen en común el
interés que despiertan en las marcas.
Esta tendencia ?aquí hay una ironía semántica? se da sobre todo
en el mundo de la moda, uno de los primeros sectores en ver el
potencial de estos líderes de opinión 2.0. Hay decenas de miles
de bloggers que escriben sobre moda, suben sus fotos y comentan
colecciones, con menor o mayor notoriedad; algunos con profesión
y trayectoria reconocida y otras que han nacido de la serendipia.
Para que te hagas una idea, un tuit sobre determinado diseño
puede pagarse por 500 o 1.500 euros, dependiendo del número de
seguidores y la efectividad de esos 140 caracteres. El/la
blogger se convierte en una marca per se y entra en el juego de
la publicidad, encubierta o no, y cobran por pasearse por
photocalls, asistir a presentaciones, y hasta por viajar a otros
países.
Quizá Youtube, Twitter, etc. no hagan millonarios a todos estos
vloggers/bloggers/tuitstars, pero sí pueden sacar partido de su
canal o su perfil más allá de la propia exhibición de sus
comentarios y fotos.
Puede que sea a través del patrocinio, con un anuncio acordado
justo antes de cada nueva pieza, a través del product-placement
o comentando su experiencia de usuario, lo más habitual: en
otras palabras, usan un producto X y aconsejan sobre él a sus
seguidores. Los ingresos pueden ser, sin mucho esfuerzo, de
2.000 euros al mes en algunos casos.
¿Spam?
La mezcla entre notoriedad y publicidad tiene muchos
claroscuros. Hay un importante número de empresas que no tienen
inconveniente en hacer ver que están negociando abiertamente
este tipo de acuerdos, pero también hay muchas que realmente no
quieren que se haga público que están pagando a un youtuber o un
tuitstar, sino que parezca que ellos son quienes comentan su
producto voluntariamente.
Dediquemos un minuto al debate que está detrás de este post: si
un blogger, vlogger (apócope de vídeo-blogger) o tuitero recibe
dinero o regalos de tal o cual marca, ¿se ha vendido? ¿Deja de
ser independiente?
Hoy en día muchos posts, tuits y vídeos son en realidad lo que
tradicionalmente se conoce como publirreportajes. Sucede en
todas las redes sociales, con campañas de publicidad que
encuentran en los llamados influencers un altavoz perfecto para
las bondades de sus productos.
¿Es ético? ¿Hay que avisar a quien nos lee de que le estamos
haciendo publicidad -por si no se han dado cuenta- y llevándonos
un beneficio por ello?
Aquí hay una cierta laxitud en cuanto a determinar qué es ético
y qué no. La ley explica que si las comunicaciones comerciales
tienen lugar a través de correo electrónico u otro medio de
comunicación electrónica equivalente (esto es, cualquier red
social), deberán incluir al comienzo del mensaje la palabra
publicidad o similar. Lo que sí está prohibido es el envío
directo de este tipo de mensajes si no han sido solicitadas o
expresamente autorizadas por los destinatarios: ésta es la
definición de spam.
Esto se aplica a los envíos de forma privada, pero ¿qué pasa si
alguien cuelga una oferta en una publicación en su muro, o en su
canal de Youtube, o en un tuit y nos menciona? No estaría
considerada una comunicación comercial electrónica, así que se
puede hacer...
Aunque no está de más ser honestos con tus seguidores o amigos.
Esa franqueza al reconocer que tal o cual marca te ha remunerado
es de agradecer.
Si has decidido ser el protagonista de tu propia comunidad, has
de saber que tendrás que dominar con la misma facilidad tu
contenido como tu economía personal. Al igual que un freelance,
cuando comienzas a percibir ingresos de manera esporádica
necesitas tener un control exhaustivo de lo que ingresas y de lo
que te estás gastando. Más aún cuando tus gastos son una
?inversión? en tus canales (una cámara nueva, una plantilla para
el blog...), para organizarte te recomendamos que dejes que se
encargue Fintonic, la app que categoriza automáticamente todos
tus ingresos y gastos.